Pesto rojo

Versiones de pesto hay muchas, y casi diría que desastres versionando pesto, todavía más. Me gustaría pensar que en la receta de hoy no vas a encontrar uno de esos desastres, sino otra salsa con este nombre que en realidad, se puede llamar de cualquier forma. Digamos que, por proximidad, era la forma más fácil de explicarlo. 
Así ya te irás imaginando de qué estoy hablando. Pero esto solo es el principio, porque según como te guste el acabado, puedes hacer una salsa perfecta para comer con pasta (piensa en una salsa untuosa, con el sabor potente del queso, el cuerpo de las nueces, la ligera acidez del tomate  confitado y el frescor de la albahaca); o dejarla más espesa y que sea casi un untable para poner encima de una rebanada de pan de hogaza ligeramente tostada; o incluso un aliño para una ensalada de rúcula y espinacas si le añades un poco más de aceite y la emulsionas un poco. 
Ya ves que ideas no me faltan, y es que, sea lo sea como queramos llamar a esta mezcla/pasta/salsa yo te recomiendo que la pruebes, al menos una vez. Para mí, que prefiero el pesto original, ha sido una muy agradable sorpresa. Sigo sin saber si llamarla pesto, pero a falta de mejor nombre, en casa nos entendemos cuando me lo piden así.

Pesto rojo

Ingredientes
85 g de nueces
250 g de pimientos rojos asados (en conserva)
8 tomates confitados, escurridos
1 diente de ajo grande
2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
20 hojas de albahaca
50g de queso parmesano recién rallado
Zumo de limón o vinagre (opcional)
Sal

Preparación
Si las nueces no están tostadas, ponlas en una sartén SIN nada de aceite, a fuego medio-alto, y muévelas continuamente hasta que se tuesten ligeramente. Reserva y deja que se enfríen en un plato.
Pon los pimientos bien escurridos de líquido, con los tomates, el ajo, el aceite de oliva y la albahaca en un procesador de alimentos o en el vaso de una batidora potente o picadora. Tritura hasta mezclar bien y tener una consistencia de pesto. Añade las nueces, y tritura ligeramente, dejando que queden algunos trocitos. Añade el parmesano rallado, prueba y corrige de sal si hiciera falta (yo nunca le pongo porque con el parmesano es más que suficiente para mi gusto), y si notas que necesita algo de acidez, añade un poco de zumo de limón o de vinagre. Puedes conservarlo en el frigorífico en un recipiente con tapa unos 3 a 5 días.

 

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