Tarta Tatin




Esta tarta es muy, muy fácil de hacer, pero no dejéis que os engañe: es, sin duda, una de las mejores que he probado nunca -y no porque la haya hecho yo, la verdad.
J. adora las tartas de manzana en todas sus variedades, y hacía tiempo que me había pedido que hicera ésta para probarla. Lo que me pasa es que hacer tartas me suele dar una pereza inmensa, porque si no sé seguro que son para una celebración fuera de casa, acabamos por zampárnoslas a medias entre él y yo. Esto no no tendría nada de malo, si no fuera porque suelen estar de muerte y a nosotros las calorías extra no nos hacen ninguna falta.
Además, yo no soy amante de los postres muy dulces, y la idea del caramelo en el fondo de esta tarta no me tenía muy entusiasmada.
 
Pero le había dado tantas vueltas,  y este fin de semana que estaba en casa y tenía unas manzanas, y poco mas (tampoco hace falta mucho mas), decidí hacerla de una vez, más que nada por darle gusto y tacharla de mi lista mental de cosas por hacer.
Pues bien, esta tarta acaba de pasar de golpe a los primeros puestos de esos postres para repetir en cualquier ocasión.
Hay miles de versiones de esta tarta que es un auténtico clásico de la mejor tradición francesa: mantequilla a raudales, y unos ingredientes combinados a la perfección. La mía no tiene nada de especial, salvo que no quiero olvidar la combinación que he utilizado (una pasta brisa dulce de aquí, el relleno de allá, los tiempos de mi horno...) porque estoy convencida de que la voy a repetir.

La tarta de por sí es una pura maravilla, pero lo mejor de todo es el caramelo por encima. No se trata de azúcar caramelizado, como yo pensaba, sino de ese otro que esta a medio camino del toffee (a medio camino porque lleva mantequilla y azúcar, pero no nata) y el caramelo. De la forma que yo lo preparé, y cocinando las manzanas en él, queda una salsa de caramelo que es de lo mejorcito que puedas probar y hacer. Para mí el truco fue cocinar lo suficiente las manzanas en el caramelo, para que no queden duras, y cojan su sabor, y a la vez lo aligeren. Luego, ponlas en el molde y reserva el caramelo aparte para servirlo como una salsa. Si pones demasiado en la tarta solo quedara líquido que se extenderá por todos lados al desmoldar.
Lo dicho, una de las mejores tartas de manzana que puedes hacer, muy fácil y para comer de vez en cuando, porque lo que se dice ligera y sana no es ni de lejos, y está tan buena que te la comerás de una vez. Aviso muy serio: la salsa te la querrás comer a cucharadas!!!!
No digas que no te he avisado.

Feliz semana.



Tarta tatin
Ingredientes

Para las manzanas con caramelo (toffee)
150 gramos de mantequilla
150 gramos de azúcar
6-7 manzanas de tamaño medio y carne firme
Zumo de medio limón

Para la pasta brisa
150 gramos de harina de repostería
75 gramos de mantequilla fría en dados
1 huevo
50 gramos de azucar glas
una pizca de sal

Preparación
Preparar primero la pasta brisa, porque necesita reposar en la nevera. Yo he empezado a hacerla en un robot de cocina, porque es de lo mas rápido y así no me da nada de pereza, pero el proceso es exactamente igual a mano: mezcla la harina y la mantequilla hasta que tengas una mezcla como pan rallado grueso. Añade el huevo, el azúcar y la sal y mezcla hasta que empiece a hacerse una masa con la que puedas hacer una bola. No trabajes la masa. Aplasta la bola en una plancha redonda y envuélvela en plástico de cocinar. Lleva al frigorifico al menos media hora (o unos 10 minutos en el congelador, solo si vas con mucha, mucha prisa).
Mientras enfría la masa, precalienta el horno a 200 grados.
Corta las manzanas en cuartos, pélalas, quítales el corazón y reserva en un bol con agua fría y el zumo de medio limón para que no oscurezcan.
En una sartén o un cazo grande con paredes altas, pon la mantequilla y el azúcar y, a fuego medio-alto deja que se mezclen y se derritan hasta tener un caramelo, pero no dejes que oscurezca.  Añade las manzanas, reduce el fuego, y deja que se cocinen despacio, dándoles las vuelta varias veces, unos 10 minutos, o hasta que empiecen a ablandarse.
En un molde no desmoldable pon las manzanas, intentando apretarlas bien, porque menguarán todavía en el horno y no deben quedar huecos. Pon las partes interiores, donde debería quedar el corazón, hacia arriba, mirando hacia tí, para que las partes exteriores queden en el fondo, que es lo que luego se verá al servir la tarta. En este punto, con las cantidades que te doy, te debería haber quedado mucho caramelo en el cazo. Resérvalo en un bol. A mí es una de las cosas que más me ha gustado de esta tarta, y lo he servido como salsa para acompañarla. Si se lo pones todo quedará demasiado líquido en el molde, y se caerá al servirla.
Saca la masa del frigorífico, pon un poco de azúcar glas en la superficie de trabajo, y extiéndela algo más del diámetro del molde que uses. Cubre las manzanas con la masa, remete los bordes alrededor, y pínchala con un tenedor para que no suba y se hinche en el horno.
Lleva al horno a 200- 180 grados durante unos 30 minutos, o hasta que la pasta brisa esté dorada.
Saca del horno, deja reposar unos minutos en el molde, y dale la vuelta para servirlo en un plato más grande que tu molde. Acompáñala del caramelo que estaba reservado (puedes calentarlo ligeramente y ligarlo removiendo con unas varillas), y también puedes añadir una crema inglesa, un chantilly, helado de vainilla o nata.... Yo la prefiero tal cual.

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