Brioche


La vuelta a la normalidad después del verano ha sido de todo, menos normal. Ya sabía que septiembre iba a ser un mes complicado en lo laboral. Seguramente complicado no es la palabra, sino, simplemente cargado de trabajo. Una de esas temporadas en las que parece que todo el mundo se pone de acuerdo para pedírtelo todo para antes de ayer, en las que trabajar el fin de semana y por las noches se vuelve lo normal. Y aunque lo sabía, la sensación de estar desbordada no se me pasa. La verdad es que no es una queja. El trabajo en sí me encanta, me lo paso tan bien que no me importan estos picos locos de vez en cuando. Pero lo que de verdad he llevado peor es la falta de tiempo para poder cocinar y planificar un poco más, sobre todo durante el fin de semana. Tengo tanto mono que lo que me apetece es que llegue el momento de poder ponerme a hacer repostería como una loca, simplemente para poder disfrutar, tranquilamente, de las masas levadas, del olor a vainilla,  a canela, de ver cómo la masa reposa y crece y vuelve a crecer en el horno y la casa se llena de un olor delicioso. 
Desde que empecé a cocinar,  la repostería y, particularmente, las masas levadas han sido las cosas que más satisfacciones me han dado. Me encanta, me encanta, me encanta cada vez. Me sigue pareciendo mágico cómo, de unos cuantos ingredientes sencillos se puede llegar a auténticas maravillas como este brioche de hoy. Y no, no he tenido todavía demasiado tiempo, así que lo que estoy haciendo últimamente es dejar las masas a levar por la noche en la nevera, de manera que por la mañana solo hay que darles forma y dejarlas levar otro poco para poder llegar al resultado final.

Supongo que en esta fiebre que me ha dado últimamente por la repostería también tiene algo que ver que el UK estamos en medio del programa "Great British Bake Off". Cada miércoles, desde hace 6 semanas seguimos las aventuras de un grupo de reposteros aficionados y aunque no necesitaba casi nada para tener tantas ganas de encender el horno y probar cosas nuevas, la verdad es que lo de ver cada miércoles a una panda de locos de la repostería encerrados en una carpa en medio del campo, haciendo tres recetas por programa, tiene su gracia, y hace que llegue al sábado cargada de ganas de poner en práctica una o dos cosas, por lo menos. 
También me está pasando que nunca me ha vuelto loca hacer grandes tartas. Prefiero las galletas, los bollitos, las versiones individuales. Para mí tienen todas las ventajas posibles y (casi) ninguna de las desventajas. Primero, que se hornean mucho más rápido que las versiones grandes, y la idea de tener en tus manos un brioche recién salido del horno, apenas empieza a llenarse toda la casa de un olor inconfundible, es totalmente irresistible. Pero es que además, así es mucho más sencillo evitar comer más de la cuenta; se pueden congelar y ya tienes las porciones del tamaño adecuado -y nadie discute por tener el trozo más grande. Así que como ahora de lunes a viernes tengo que ir a toda velocidad y apenas me da tiempo a hacer nada divertido o interesante en la cocina, o a tener tiempo siquiera de pensar qué me apetece, cuando llega el fin de semana me desquito haciendo estas pequeñas fiestas. Lo malo es que ya llevo un par de ellas en las que he dejado la masa reposando por la noche y la he horneado al levantarnos. Y digo lo malo porque estos desayunos de sábado legendarios seguro que se nos quedarán en la memoria a toda la familia, pero no hay manera de que quede ni una miga a la que hacer una foto. Bueno, a veces me dejan usar el móvil y a lo mejor hasta llegáis a ver un poco en twitter (https://twitter.com/Tengo1horno/status/510711898250444801). Lo normal es que la vida, ahora mismo, se imponga y el poco tiempo para disfrutar de mis desayunos pantagruélicos de fin de semana se lo dedique a hacernos unas risas perezosas y contarnos todas esas tonterías que entre semana no podemos decirnos, a reírnos por cualquier cosa y a disfrutar de tener dos días por delante, enteros a estrenar para disfrutar de poder estar juntos. No sé vosotros, pero yo debo de estar haciéndome muy mayor, y soy cada vez más consciente de que el tiempo pasa tan rápido que no tengo ganas de perderme estos ratos. Antes de darme cuenta tendré dos adolescentes enfrente de mí, preocupadas por otras cosas, angustiadas por otras cosas. Antes de darme cuenta todos estaremos en otras historias y todo será diferente. Ahora tengo un par de niñas lo suficientemente mayores para no tener que estar cada minuto encima de ellas, pero lo suficientemente pequeñas para que la casa sea aún su pequeño reino. Y lo suficientemente felices para que cada mañana ese par de sonrisas con las que se enfrentan al mundo me recuerden que las prisas, el trabajo, las obligaciones, tienen sentido cuando la casa entera se ilumina con sus voces infantiles, o con sus gritos al pelearse como buenas hermanas, que también los hay. Así que dejadme que me quede un poco de eso para mí, no por nada, sino porque no puedo perderme esto, y disculpad si no puedo compartir tan a menudo esas recetas de fin de semana.
Mientras, os dejo una receta del que para mi es uno de los mejores brioches que he probado. Yo lo preparo por la noche, dejo la masa levar en el frigorífico y le doy forma y lo horneo por la mañana. Si tenéis tiempo, podéis hacerlo todo de una vez, simplemente dejad que la masa doble su volumen en el primer levado, lo que dependerá de la temperatura y humedad de donde la dejéis reposar, y después podréis seguir el resto de la receta tal como aparece aquí. 
Buen provecho!




Brioche

Ingredientes (para unos 6 brioches individuales)

100 ml de leche tibia
10 gramos de levadura fresca de panadería
2 huevos medianos
70 gramos de azúcar
60 gramos de mantequilla
1 cucharadita de extracto de vainilla (5 ml)
3 gramos de sal
175 gramos de harina de fuerza
175 gramos de harina de repostería

1 huevo batido  para pintar la superficie


Preparación

Si utilizas la panificadora, disuelve la levadura en la leche y pon los ingredientes en la cubeta en el orden en el que se indican. Haz un amasado de unos 15 minutos, y deja la masa en un bol, pintado con unas gotas de aceite. Cubre con plástico de cocina y deja en la nevera toda la noche.  Alternativamente, puedes amasar los ingredientes, mejor con un robot de cocina o una amasadora eléctrica hasta que la masa adquiera consistencia. Deja reposar la masa y lleva al frigorífico, o deja levar a temperatura ambiente hasta que la masa haya doblado su volumen (lo que dependerá de la temperatura y la humedad de la habitación donde estés, así que puede ser de 45 minutos a 2 horas).
Una vez la masa ha doblado su volumen, amásala ligeramente sobre una superficie de trabajo enharinada. No trabajes demasiado la masa, simplemente se trata de quitarle el exceso de aire. Divídela en seis porciones grandes  y otras seis mas pequeñas. Necesitarás hacer un cilindro largo con las largas, y cerrarlo, como una rosquilla. Ponlo en un molde de brioche o en una flanera acanalada individual, ligeramente pintada con aceite o mantequilla. Pon encima una bolita pequeña  y presiona ligeramente para que la masa no se caiga al hornearla. Repite hasta terminar todos los moldes. Deja levar de nuevo entre una y dos horas, hasta que doble de nuevo su volumen. Precalienta el horno a 180 grados, y pinta con el huevo batido sin ejercer presión sobre la masa. lleva al horno unos 16 minutos. Sirve tibio.

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5 comentarios

  1. Se ven estupendos, tan esponjositos. Dan ganas de llevarse uno ;-)
    Feliz día.
    Marhya (enmilbatallas.com)

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  2. Pues yo con las masas levadas no me llevo muy bien, tenemos nuestros más y nuestro menos. A ver si ahora que se van los calores me vuelven las ganas de encender el horno. Mucho ánimo con el trabajo, que sarna con gusto no pica!

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  3. Que preciosos y sobre todo tienen que estar bien ricos, bikiños

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  4. Lo bueno es que a pesar de tener mucho trabajo, sigues teniendo unas ganas locas de cocinar! A mi cuando cocino algo distinto en casa me pasa igual, muchas veces no llego a la foto, lo devoran todo!
    Pero que suerte que hemos podido disfrutar de estos brioches, se ven tan ricos!

    Un besito y mucho ánimo

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  5. Guau que pinta tienen, esponjosos y deliciosos!!

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